Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, un Instituto religioso-apostólico reconocido por el Derecho Pontificio, fue fundado por Nazaria Ignacia March Mesa en Oruro, Bolivia, el 16 de junio de 1925. Estas mujeres, ante todo, manifiestan un profundo amor por Jesucristo y buscan seguirlo en el estilo de Nazaria Ignacia, «tan cerca como pueda una criatura humana». Se caracterizan por su profunda conexión con la Iglesia y su deseo de promover la unidad entre los pueblos a través de la comunión con sus pastores.
Son Misioneras por su compromiso con el ideal de amar a Cristo y su Santa Iglesia, entregándose completamente a la tarea de proclamar el Reino. Adoptan el título de Cruzadas, inspiradas en el espíritu de llevar a cabo empresas arriesgadas y audaces, un servicio supremo según la enseñanza de San Ignacio de Loyola, mientras trabajan abnegadamente y en la sombra en busca de la mayor gloria de Dios. Son de la Iglesia debido a su profundo afecto por ella, reconociendo a la comunidad de Dios como su nuevo pueblo y mostrando una adhesión filial al Papa y a los Obispos, los sucesores de los Apóstoles.